La víspera de Navidad, el viajero y su mujer hacían un balance del año que terminaba. Durante la comida en el único restaurante de un pueblo de los Pirineos, el viajero comenzó a quejarse por algo que no había ocurrido como deseaba. La mujer miraba fijamente el árbol de Navidad que adornaba el restaurante.
El viajero se dio cuenta de que a ella ya no le interesaba la conversación y cambió de tema:
—Bonita la iluminación de este árbol (dijo).
—Es verdad (respondió la mujer), pero si te fijas bien, en medio de esas decenas de bombillas hay una que está fundida. Me parece que en vez de ver el año como decenas de bendiciones que brillaron, te estás fijando en la única bombilla que no iluminó.
(Maktub)
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