domingo, 18 de febrero de 2018

Don Juansito, el mejor del mundo (Parte 2)



A mi papá lo operaron en abril del año pasado y ha sido una de las situaciones más difíciles que me ha tocado afrontar hasta el momento, hasta el día de hoy. 


Se cayó de una silla por cambiar un fluorescente en la tienda por la mañana, yo recién había llegado al trabajo cuando me llamaron para darme la noticia, salí volando a buscarlo con un nudo en la garganta rogando que no sea nada grave, 47 minutos de angustia en el taxi,  cuando llegué a casa él solo atinó a decirme que estaba bien, que no me preocupara, que era solo su pierna,  que el dolor ya se iba a ir.  En su terquedad, estuvo casi un mes sin ir al doctor, sin poder caminar, sin poder dormir, aguantando hasta que ya no pudo más y aceptó andar en silla de ruedas, aceptó también  ir a la clínica para que lo revisen, semi fisura en la cadera le diagnosticaron, tenían que operarlo, no me pregunten como pudo aguantar el dolor todo ese tiempo. 

Nunca pero nunca, pero nunca había visto a mi papá tan frágil, preocupado, sensible como lo vi en esos días; Él  siempre ha querido ser el macho alfa de la casa, fuerte, protector, trabajador, se me partía el corazón verlo ahora así adolorido sin poder valerse por si mismo pero esta vez yo tenía que ser la fuerte, tenía que estar a su lado y aguantarme como los machos la tristeza y el miedo que tenía por dentro. Pedí licencia en mi trabajo, ofrecí quedarme a dormir en la clínica acompañándolo, su estadía  allí se alargó por un problema en su presión, fueron días bien intensos, mi papá  fue un paciente bien necio que no quería obedecer a nadie (jajaja... recién me puedo reír de eso, en ese momento respiraba profundo no más) trataba de negociar con él para que haga caso a los doctores, aprendí a llegar a acuerdos con él, tenía también encima los últimos cursos de la universidad, fueron días realmente demandantes; En la noche iba a clases, de allí me pasaba a la clínica, en las madrugadas nos quedábamos viendo el Jammin, escuchando a Laguna Pai, me contaba que le gustaba el reggae, la música peruana también, nos vimos un concierto de la banda de Pedro Suárez, de Bareto,  por ratos pensaba en voz alta, se preguntaba cómo estarán sus nietos, sus hijas en Japón, me habló hasta de su mamá, de su papá, me dijo que sus viejos lo iban a cuidar en la operación, yo con mi cara de pokerface en todo momento cuando estábamos juntos y le repetía que todo iba a estar OK, ya luego cuando nadie me veía lloraba mares y océanos sin control, era inevitable, nunca me había sentido tan cercana a él; Por las mañanas me mandaba a comprar el periódico, me hacía caminar kilómetros para conseguírselo (ja) pero de allí regresaba a vengarme (lo paseaba con su silla de ruedas por los pasillos de la clínica a 100Km/hra jajaja...yo sé que en el fondo, bien en el fondo a mi papá le gustaban esos paseos, aunque todavía lo niegue y ponga su cara de asustado ja).

Días antes, meses antes, en mi día a día, en mi rutina, me era bien difícil coincidir en tiempos con mi papá, yo salía de mi casa muy temprano para trabajar, mi papá aún dormía, después del trabajo me iba a clases, llegaba tarde a mi casa y lo encontraba dormido, así pasaban los días; Mi papá a veces, se levantaba más temprano tan solo para vernos un ratito y me decía “ya nos vimos” así todo despeinado con su cara de sueño (jajaja), lo abrazaba, lo despeinaba (más...jajaja) y reíamos, a veces yo lo esperaba para verlo y de allí volaba al trabajo. Dentro de mí, me ponía a pensar que no era posible no tener tiempo para esos pequeños detalles en mi vida, disfrutar de mis papás que gracias a Dios los tengo conmigo y aún viviendo juntos, pero me repetía que esto era algo temporal y que tenía que aprovechar los momentos claves que podía estar con ellos. 

La operación salió un éxito, después de unos días más  regresamos a mi casa en una ambulancia, siendo yo la copiloto (es un stress ir de copiloto en una ambulancia, en cada bache, rompe muelle, volteada de esquina y frenada le preguntaba a mi papá si seguía encima de la camilla jajaja) . La post operación ha sido definitivamente una nueva etapa para todos en casa: Mi papá pareciera que volvió a nacer, le costó bastante perder el miedo al dolor más que todo, le costó poder valerse por sí mismo pero era cuestión de paciencia y de tiempo,  estuvo con su terapia hasta finales de diciembre, ahora camina mejor que antes de caerse (jajaja), decidió por fin dejar de trabajar y ahora es feliz, se levanta a las 11am (para no creerlo), para de buen humor “chistosito” le digo yo, se pone engreído,  está conversador, canta, disfruta comer, duerme hasta tarde, su canal favorito es el de quality products (ja! Ya me hizo comprar uno de esos productos, se puso necio de que le compre y le compre, les conté que está más engreído no? Ja...solo me queda respirar profundo y reír), definitivamente se le nota más relajado, me pide inclusive que no trabaje tanto (nunca pensé que me iba a pedir eso), cuando me ve seria, trata de hacerme reír, me habla de cualquier cosa, conversamos de cualquier cosa, me dice que descanse, él ha cambiado un montón, ve la vida desde otra perspectiva. Yo, ahora soy el macho alfa de la casa (ja), soy la contesta en el Censo (ja), pago el agua, la luz, el teléfono, los arbitrios y prediales, soy el árbitro cuando mis papás discuten por tonterías (ja), terminé de estudiar la segunda carrera en la universidad, renuncié a mi trabajo (ha sido una de las decisiones más difíciles que tuve que tomar, que muchos me han cuestionado hasta hoy “¡¿Cómo vas a dejar la jefatura de esa empresa?!, ¡Estás truncando tu línea de carrera, tu futuro profesional!, ¡¿Cómo vas a renunciar a tu trabajo estable?!”), en contra parte me hice cargo de la empresa familiar (y esto ha sido uno de los retos más difíciles que me ha tocado asumir en lo profesional y personal, poner a la empresa de pie encontrando gente aprovechada y sin escrúpulos, puedo escribir todo un libro con todas las incidencias).

Después de que ya pasaron unos meses, miro hacia atrás y puedo decir que esto lo hemos superado de la mejor manera, por algo pasan las cosas, tal vez esto sirvió para que mi papá baje las revoluciones y disfrute la vida, ahora él y mi mamá están más tranquilos y sin preocupaciones, ahora puedo compartir más tiempo con ellos  (aunque sea para almorzar o ver la manera de coincidir en cualquier otro ratito,al menos eso ya lo puedo manejar), como me dijo el doctor y se me quedó en la mente, ya a  esta edad hay que darles calidad de vida, ya mucho hicieron por nosotros y tiene toda la razón.  Por mi parte, estoy cumpliendo uno de mi más viejo y bonito sueño que es la de seguir el imperio que una vez formaron mis abuelos y mis padres con la empresa familiar, prácticamente del cielo me lanzaron con fuerza limones para que haga limonada (jajaja); Tuve que dejar a un lado mi ego y mi zona de confort (el sueldo a fin de mes depositado, el horario de oficina y la ropa formal)  y comenzar desde cero con este proyecto, con mucho en contra y con un presupuesto en negativo, lo único que me repito hasta el momento es "Pareto, concéntrate Sato en el 20 que es tu 80, lo demás puede esperar" (ven que estuve atenta en las clases ja); Se vienen todavía cositas interesantes, esto recién empieza (suena sarcasmo pero es la verdad, esto recién empieza, en este tiempo estuvimos solo ordenando la casa), pero ya, a seguir disfrutando el camino, con coraje y buen humor, pasito a pasito, suave, suavecito ja.

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