Hace tiempo que no escribo, no es que no quiera, es que no he tenido tiempo para hacerlo. Diciembre fue una verdadera locura, las dos últimas semanas más aún, fue el rush de la vida. El trabajo me consumió por completo, los días se me hicieron cortos, la presión y el stress llegaron a su máximo esplendor,vino por supuesto acompañado de insomnio, comía kilos de chocolate para bajarme las revoluciones, ya no miraba atrás, intentaba como sea presentar y cerrar las cosas de la mejor manera, a pesar de tener un escenario en contra, tenía una carga pesada que botar, botar bien, tenía que lavarme la cara, tomarme un mocha, sacar fuerzas y seguir como sea.
En esa plena locura, me enteré que partió el nisan, el mejor suegro que he tenido y que no tendré nunca más, mi corazón se paralizó.
El nisan siempre fue muy atento conmigo desde que lo conocí, no sé como explicarlo, siempre me hizo sentir bien con su compañía, conversábamos, nos reíamos, me llamaba para saludarme por mi cumpleaños, en muchas ocasiones me llevó a mi casa, compartíamos comida rica, siempre me preguntaba por la Wanchan, me preguntaba cómo estaba, qué tal el trabajo, qué tal todo en general, cantaba tan graciosamente la canción del cumpleaños (jajaja), tenía tantos celulares (jajaja) ... de verdad que me hacía sentir como en casa, me hacía sentir como su hija.
Todo pasó tan rápido, a pesar que pude ir a despedirme, no pude asimilar nada, hasta hoy, que estoy sentada frente a la computadora recordando muchas cosas bonitas y a la vez sintiendo una gran nostalgia aquí adentro. Gracias nisan por todo, aunque ya no teníamos ese vínculo, ha sido el mejor suegro que pude tener y lo recuerdo así, gracias por su calidez, por su amabilidad, por su sentido del humor, gracias. Aunque aún la nostalgia me inunde y aún no haya asimilado un montón de cosas que han pasado en este tiempo, lo recordaré así como siempre, imitando las propagandas de Open English (jajaja)...
Gracias por todo nisan, hasta pronto.
